Escrito por Kenny Pearce. Traducido de Berkeley and Leibniz should be friends.
En su Teoría de la visión justificada de 1733, comentando sobre el predominio de los movimientos deístas y librepensadores en Inglaterra e Irlanda, y justificando su asociación de estas vistas con el ateísmo absoluto, Berkeley escribe:
Que los principios ateos han tomado raíz más profunda, y están extendidos más allá de lo que la mayor parte de personas tiende a imaginar, estará claro a quienquiera considerar que panteísmo, materialismo, fatalismo no son más que ateísmo un poco disfrazado; que las nociones de Hobbes, Spinoza, Leibnitz [sic], y Bayle sean muy apreciadas y aplaudidas; cuando ellos que niegan la libertad y la inmortalidad del alma en efecto niegan su ser, aún así lo hacen, en cuanto a todos los efectos morales y a la religión natural, niegan el ser de Dios, quienes lo niegan como observador, juez y remunerador de las acciones humanas; que el curso de discutir perseguido por infieles lleva al ateísmo así como a la infidelidad. (Párrafo 6, énfasis original)
Uno supone que Leibniz debió hacer la lista en virtud de su determinismo, pero nótese que Locke, quien también defiende el compatibilismo sobre el libre albedrío y determinismo, tampoco lo hizo. (Sin embargo, véase el artículo muy interesante de Vere Chappell, “Locke sobre la libertad de la voluntad”, donde se sostiene que a través de su correspondencia con van Limborch, el teólogo holandés remonstrante (es decir. arminiano) y editor de la Epistola de Tolerantia de Locke, Locke se dio cuenta de que su doctrina de la suspensión de deseo era incompatible con el resto de su teoría, y, por consiguiente, revisó la quinta edición del Ensayo de una manera que pueda introducir una forma de incompatibilismo). Sin embargo, es realmente difícil ver cómo Leibniz podría ser considerado como un deísta/librepensador cuando uno tiene en cuenta las obras de Leibniz. Con mucha probabilidad, Berkeley era familiar con la Teodicea y la correspondencia Leibniz-Clarke. En ambas obras, Leibniz sale como un teólogo doctrinal y filosófico de primer nivel cuyos puntos de vista, me parece, están bien dentro de los límites de la ortodoxia cristiana histórica. También hay que notar que uno de los objetivos principales de la Teodicea es abogar por una comprensión más moderada del decreto de elección de Dios que aquella tomada por los calvinistas supralapsarianos. Berkeley no es calvinista, pero seguramente él no piensa que los calvinistas sean ateos secretos. ¿Qué pasa?
Berkeley no tenía la ventaja de las obras 'esotéricas' de Leibniz, como el Discurso sobre Metafísica y Monadología, aunque la mayor parte de la metafísica idealista de Leibniz sea recuperable desde la Teodicea y el “Nuevo Sistema de la Naturaleza”. Por lo tanto, quizás no es completamente culpa de Berkeley que él no comprenda bien la relación de su propio pensamiento con el de Leibniz. Sin embargo, pienso que el propio Leibniz ve las cosas mucho más claras cuando escribe, con la caridad característica, al final de su copia de los Principios de Berkeley,
Hay muchas cosas aquí que son correctas y cercanas de mi propio punto de vista. Pero está expresado paradójicamente. (AG 307)
Hay muchas diferencias importantes entre Berkeley y Leibniz, pero están esencialmente en el mismo lado. Ambos consideran que las mentes son más fundamentales que los cuerpos. Ambos se refieren a malas interpretaciones del mecanismo que conduce a la eliminación de Dios y/o de las causas finales de nuestra imagen del mundo. Ambos son, en aspectos centrales, cristianos tradicionales para quienes Dios ocupa un lugar central en la teorización metafísica. La calumnia de Berkeley está profundamente equivocada.
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